Tanto en la alimentación humana, como en el animal, los conceptos de calidad y seguridad van de la mano. Las cualidades organolépticas, el aspecto, textura, color y composición de un alimento, marcan su valor añadido. Adicionalmente está la certificación de origen y autenticidad de especies y variedades, o la declaración de GMOs, que han introducido en este sector la biología molecular. Finalmente, la legislación sobre aspectos sanitarios obliga a controlar la presencia de microorganismos, compuestos nocivos, incluso en ciertos casos alergenos y casos de fraude alimentario.

La diversidad de técnicas analíticas en el sector alimentario se incrementa según crecen las exigencias del mercado y la normativa.

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